Caí. Lo admito.
En esa mierda sucia que apesta las vidas.
Rocé su piel tan gastada, tan usada.
tan llena de todos nosotros, de todos ellos.
Tan cubierta de sangre y guerras.
Caí. Lo admito.
En esa envidia insana,
en ese círculo vicioso que mata la mente.
Lamí el agua que robaron
en ese camino trazado que todos seguimos al nacer.
Caí. Lo admito.
y desde el profundo vacio de lo mismo
tantas veces repetido,
supe crecer.
mas fuerte y malo,
mas burro y necio,
listo y sabio,
mas divino, peligroso
y mucho menos humano.
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